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Por Grupo Editor / 18 de Abril de 2013
JUEVES EN LA PLAZA
PROFECÍAS

A punto de cumplir 36 años de marcha sostenida, nuestras queridas Madres de Plaza 25 de Mayo siguen multiplicando proyectos colectivos cada tarde de jueves, en la Plaza; siguen convirtiendo en jueves cada día de la semana, para contagiar memorias y futuros posibles; siguen dando cuerda al reloj gastado, corazón y pulso, del universo. Con el fuego creciente y dulce de sus miradas atentas corren los límites de lo posible; con sus cuerpos chiquitos enfrentan nubarrones de tormentas viejas; sus palabras justas arriman la poesía necesaria y urgente que siempre debe acompañar a las verdades dichas. Se hace necesario recordar -ahora que "libertad" y "democracia" son slogans de cacerola y campaña- que nuestras Madres estuvieron cuando nadie se animaba, por miedo o conveniencia. Que nuestras Madres hablaron cuando todos se callaban, por comodidad o indiferencia. Que nuestras Madres siguen hoy tan vivas y presentes. Que nuestras Madres estarán mañana, cuando el futuro estalle en sueños y utopías, y brille tanto que nadie pueda acercarse sin encenderse.

Audio: Elsa Massa - Poema de Nelma Jalil: A mi hijo Sergio



La noticia apareció en el diario La Capital, el domingo 1º de julio de 1973, bajo el título "El eclipse solar se apreció nítidamente". Era un recorrido por distintas ciudades y poblados del mundo, desde donde se había "disfrutado" de la vista de un eclipse de sol.
En un recuadro, un cable de la agencia UPI relataba cómo habían reaccionado los pobladores de Loiyangali, Kenia, el lugar desde donde el eclipse se podía estudiar con más claridad, y hasta donde habían llegado, entonces, un grupo importante de científicos de todo el mundo.
Dice la crónica: "Los científicos exploraron los secretos del sol y los tribeños creyeron que los astrónomos les habían robado el Astro Rey durante el eclipse solar. Los gallos cantaron al segundo amanecer del día y los sorprendidos pájaros levantaron vuelo desde las orillas del lago de verdes aguas rumbo a sus nidos, sin comprender por qué la noche había llegado tan pronto. Millones de flores cerraron sus pétalos durante la breve noche del eclipse y los volvieron a abrir al casi inmediato amanecer".

Como una temprana profecía de lo que apenas un par de años después se desataría sobre estos arrabales, el cable de la agencia UPI adivinaba el aturdido vuelo de nuestros pájaros perdidos en la noche del terror.
La historia, gitana adivinadora, jugaba a leer en la geografía de nuestras manos el número de los pétalos caídos "en la noche del eclipse".
Dice la noticia de aquel 1973 que "el eclipse se extendió durante siete minutos".
Siete años, del 76 al 83, duró la noche profetizada.

Pero la profecía, que apenas presagiaba primaveras posteriores al eclipse, fracasó.
Sigue el cable de la agencia UPI: "Mientras la gris franja de sombra pasaba a través del lago, las aterrorizadas mujeres de la tribu corrían hacia sus chozas y cerraban las entradas con chapas de cinc y cajas de cartón".
En nuestro largo eclipse del terror, las mujeres no corrieron a sus casas, a cerrar las entradas con chapas y cajas de cartón.
La profecía fracasó.
En nuestro largo eclipse del terror, las mujeres desafiaron los presagios, se enfrentaron a quienes nos robaban el sol, y apenitas con un pañuelo blanco en las cabezas demostraron que la historia no es una gitana adivinadora, sino una lucha, a la que hay que aprender a ponerle el cuerpo.

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Imagen: Carina Barbuscia sobre foto de Archivo Alapalabra.

* La foto que ilustra esta nota -sumada al archivo de Alapalabra a partir de la gentileza de Ana Moro- es de 1984. Las Madres rosarinas con su primera pancarta, y con la presencia de Madres llegadas de otros lugares. La bandera es llevada -entre otras Madres- por Nelma Jalil, Laura Elsa de Tasada, Nélida Moro, Esperanza Labrador, Irma Molina y Elisa de Medina.

 

 

 

 

 
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