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Por Grupo Editor / 12 de Abril de 2013
36 AÑOS DE FAMILIARES
RESISTIR PARA VENCER

El 15 de abril de 1977, hace 36 años, nacía legalmente Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas en Rosario. Un puñado de hombres y mujeres, desafiando el terror impuesto y venciendo los silencios cómplices, se reunían, se encontraban, y comenzaba a compartir los senderos de una larga e insobornable lucha. De aquella reunión formal, resultados de otros encuentros en la misma búsqueda, participaron varias de las que, poco tiempo después, darían forma a las Madres de Plaza 25 de Mayo de nuestra ciudad. Reproducimos el testimonio que el militante social y político Fidel Toniolli, uno de aquellos miembros fundadores y primer presidente del agrupamiento, redactara en abril de 1999. Parte de una historia tan necesaria como nuestra.




LA FUNDACIÓN DE FAMILIARES / Por Fidel Toniolli
Por cierto que todo aniversario se corresponde con una fecha puntual del almanaque.
El vinculado con la fundación del agrupamiento de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, en la ciudad de Rosario y su zona de influencia y más tarde extendida a la jurisdicción provincial, también posee la suya. Pero esa fecha fundacional solamente posee un valor referencial exento de todo simbolismo, dado que por ejemplo el 28 de noviembre de 1972 -- secuestro y desaparición de Angel "Tacuarita" Brandazza-- resulta ser una fecha tan fundacional como cada una de las que componen el largo rosario de secuestros de personas en sus domicilios o lugares de trabajo o de estudio o en la vía pública en la plenitud de sus fuerzas físicas y psíquicas, realizadas por organismos de seguridad o grupos paramilitares que actuaban con total impunidad, los que siguiendo lo aprendido en las tristemente célebres "Escuela de las Américas" montadas y solventadas por la CIA en Panamá y en academias militares en territorio de EEUU, después de interrogarlos empleando la tortura y el vejamen, los asesinaron y luego hicieron desaparecer sus cuerpos; otros, después de un ora corto ora largo cautiverio eran alojados en cárceles reconocidas y adquirían la condición de detenidos a disposición del PEN.
Casi no existieron detenidos juzgados por sus jueces naturales.
Cada una de esas fechas permanecían abrochadas en los sentimientos de cada familiar, a un estado de dolor, de horror, de impotencia, de angustias y así, unos antes, otros después, encontramos el día que se constituyó en el punto de partida para que de una manera orgánica y colectivamente comenzáramos a brindar un decidido aporte para el debido esclarecimiento de la situación que padecían nuestros seres queridos desaparecidos y lograr la libertad de los detenidos sin juicio ni proceso.
El número de víctimas día a día se incrementaba en forma alarmante. No alcanzaba la solidaridad jurídica y material que desplegaba la filial Rosario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que lamentablemente en aquellos momentos era el único organismo de derechos humanos que existía y operaba a nivel provincial. Cabe recordar que en diciembre de 1976 fueron detenidas las personas que participaban, en los salones del Hotel Majestic de esta ciudad, en la asamblea con la cual quedaría constituida la Delegación Rosario de la Asamblea Permanente por los Derecho Humanos.

Ante este dantesco cuadro y teniendo en cuenta la experiencia que desde setiembre del 76, se estaba dando en la Capital Federal, en la sede nacional de la Liga, en donde un agrupamiento integrado exclusivamente por familiares de las víctimas de la represión, en forma independiente y autónoma en sus decisiones pero en muchas gestiones y peticiones estrechamente vinculados con el conjunto de las organizaciones defensoras de DDHH, venía desarrollando un dinámico y permanente accionar en favor de sus seres queridos, ya estuviesen secuestrados, desaparecidas o como detenidos reconocidos.
El antecedente antes descripto fue uno de los factores determinantes para que la Liga en la filial de Rosario se fijara como uno de sus objetivos básicos aportar a la constitución en su jurisdicción de un movimiento de familiares que actuara con plena autonomía.
Con el entonces Secretario General del antes citado organismo Daniel Zapp, previo a la convocatoria de los familiares, viajamos a Buenos Aires con vista a lograr un amplio asesoramiento en el mismo escenario y con los propios protagonistas de las experiencias de los familiares que residían allí.
La génesis o fundamentos de la organización y sus aspectos organizativos y de funcionamiento se establecían en una "Declaración de Principios" en el cual se consignaba: el porqué de la creación de la Entidad; quiénes y cómo la podían integrar; el rechazo a cualquier tutelaje de carácter político partidista, sectorial, racial o religioso; la caracterización como falta grave era la discriminación de cualquier naturaleza y por cualquier concepto de uno o más de los familiares que participaban o de las víctimas directas de la represión; los basamentos democráticos de su funcionamiento y representación ante terceros y el manejo de las medidas para obtener los recursos económicos para solventar su accionar.

Con los conocimientos pormenorizados de la experiencia porteña, la Mesa Directiva de la Liga local, su Departamento Jurídico que desplegaba una ardua y encomiable tarea, integrado, entre otros abogados por los doctores Adolfo Trumper, Ana María Figueroa, Ignacio Imbern, Manuel F. Blanco, Marta López y algunos familiares convocamos a una Asamblea de Familiares para dejar formalmente constituido dicho agrupamiento, fijándose como fecha de la convocatoria el día 15 de abril de 1977, a las 19 horas y el lugar Maipú 1124, planta alta, que la Liga compartía con la Unión de Mujeres Argentinas (UMA).

Poder asegurar la convocatoria proyectada no resultó nada fácil.
Un estado de pánico, de terror, prevalecía en el ánimo de la mayoría de los familiares que se entrevistaban para invitarlos. Ellos más que nadie habían sido testigos o dominaban una exacta información sobre cómo actuaban los represores. En no pocos familiares existía la presunción --en muchos casos inculcada por los mismos integrantes del aparato represor o por terceros-- de que unirse en un accionar colectivo exigiendo verdad y Justicia, resultaría perjudicial para la situación del familiar afectado.
En los familiares de desaparecidos existía una generalizada aceptación de que la inmensa mayoría estaban con vida en lugares clandestinos de detención. Sobre esta imagen vale recordar que a los familiares que en busca de ayuda visitaban el Arzobispado local, generalmente eran atendidos por el Padre García, el que siempre les afirmaba que los desaparecidos estaban con vida asegurando que después de la asunción de Videla no se había asesinado a ninguno más de los cautivos.
También corroboraba en parte este pensamiento, el hecho de que muchos familiares eran visitados en sus domicilios por 2 o 3 personas, que invocaban su condición de pertenecer al Ministerio del Interior, exhibían sus credenciales pertinentes y junto con las averiguaciones sobre el desaparecido del familiar visitado, sus amistades, sus actividades, etcétera, invariablemente al retirarse dejaban entrever de manera sutil, la posibilidad de un pronto retorno.

Después de vencer los obstáculos expuestos, un grupo de mujeres y hombres que poseían en común la angustia de ser familiar de un desaparecido o de un detenido dejamos constituido en aquella fecha Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas cuya acta constitutiva se escribió con las lágrimas que emanaban por un profundo dolor y un permanente estado de angustia y zozobra que producían las ausencias.

En esta primera Asamblea participaron por los casos de desapariciones: Ángel Alba; Ana María S. de Díaz; Orlando Finterwald; Teresa Avalos de González; Irma de Gorosito; Nelma de Jalil; Vita de Manzur, (familiar que por no poder subir escaleras se quedó abajo y la representó una sobrina), Elisa de Medina; María Saa de Novillo (que residía en Venado Tuerto), Inés Moyano de Pattacini; Olalia de Pérez; María de Prat; Herminia Severini; María de Traverso; Angela de Villar; Guillermo White y señora y María de Zamora.
En tanto por los detenidos participaron Luisa de Acebal; Héctor Bertolino; Adelina de Cambiaso; Carolina Chirco; Sabina de Galván; Rosa García; Ermelinda de Jaime; Irma Lucero; Marga de Maguirre; Ramona Márquez; Ángela Marta Marquardt; María de Morales; Amelia Salvo; Sara de Tomasevich; Fermina de Tossi y quien escribe este texto.

En aquella Primera Asamblea Constitutiva las resoluciones más importantes que se tomaron fueron dejar formalmente constituido el agrupamiento, hacer nuestras la "Declaración de Principios" aprobadas por los familiares que se habían organizado en la Capital Federal, acrecentar la solidaridad jurídica y material a los detenidos y sus familias, ejercer el derecho constitucional de peticionar exigiendo conocer la suerte corrida por las personas desaparecidas, comunicar la creación de nuestra organización y sus loables fines solicitando la solidaridad necesaria a los partidos políticos, las organizaciones intermedias, a las distintas iglesias, a la prensa, a la opinión pública en general, a las organizaciones internacionales gubernamentales como a las que no tenían ese carácter, ampliar la participación de abogados para lograr nuestros objetivos, hacer un llamamiento para que se incorporen al mayor número posible de familiares afectados - -tanto en nuestra ciudad como en toda su zona de influencia— y designar la Mesa Directiva del Organismo creado.

Por razones de espacio y no porque carezcan de importancia las que se omitan, enunciaremos de manera muy sintética las actividades más trascendentes de Familiares, desde el lapso que media desde su fundación hasta el juicio a los "Comandantes" período durante el cual lo presidí:

* Durante todo el año 1977 la existencia del Agrupamiento de Familiares fue ignorado por los medios locales, a pesar de los comunicados de prensa que hacíamos llegar. Recién el 13 de setiembre La Capital publicó la información de los Hábeas Corpus presentados por un grupo de familiares en favor de las personas desaparecidas, en los Tribunales Federales de Rosario.

* Establecimos estrechas vinculaciones con todos los movimientos de familiares que se iban creando en las ciudades más importantes del país y de manera especial con el de la Capital Federal.

* Participamos activamente en los Plenarios nacionales de los agrupamientos de Familiares que en años posteriores se organizaron en distintos lugares del país, transformándonos en dos oportunidades en sus convocantes.

* Hicimos celebrar numerosas misas en distintas iglesias. En la que se conmemoró el Día de la Madre en la Parroquia María Auxiliadora, desde el 1§ Piso del edificio de Presidente Roca y Salta nos filmaron y durante el oficio inundaron el interior de la parroquia con bombitas lacrimógenas.

* Ante la negativa de atendernos el entonces Arzobispo de esta diócesis logramos entrevistarnos como Agrupamiento, en dos oportunidades con Monseñor Zaspe en la ciudad de Santa Fe.
En reiteradas oportunidades conseguimos donaciones de frutas en el Mercado de Abasto de Rosario y enviamos las cajas y cajones, al penal de Coronda, en él existía un importante número de detenidos políticos y a los que estaba destinada la misma. Al poco tiempo nos enteramos que el Director, apodado el Japonés, prohibió su entrada y las repartía entre el personal. Entre la navidad y el día de año nuevo con el capellán de la cárcel de Coronda convenimos celebrar una misa en el propio penal. Desde Rosario llenamos dos colectivos de larga distancia, con familiares que deseaban asistir. Cuando nos entrevistamos con el Párroco de la iglesia de Coronda, que para entonces era el mismo de la capilla de la cárcel nos informa que le habían prohibido la entrada al establecimiento carcelario y tuvimos que hacer oficiar la misa por el citado en la parroquia local.

Ese mismo mes colaboramos en la elaboración de una lista de personas desaparecidas que superaban la cantidad de 4.3O0 que por primera vez se animó a publicar el diario La Prensa, de Buenos Aires.

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Imagen: Florencia Bosio para Alapalabra.

 

 

 

 

 
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