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Por Grupo Editor / 12 de Abril de 2013
EN LA ESQUINA DE LAS LUCHAS
LA VOZ DE ENRIQUE GIGENA

Sus palabras vienen desde el barro. Cabalgata de casi un siglo entero de recorrer caminos y de abrirlos, allí donde no los había. Enrique Gigena es uno de los referentes que inauguró el espacio que por siempre será llamado "La esquina de las luchas", en San Martín y Córdoba, donde la Mesa Coordinadora de Jubilados y Pensionados de Rosario resiste y enfrenta los embates de un sistema en el que los viejos tienen reservado un gris destino, de olvido y desprecio. "Pasivos, solo en la tumba!" les hemos oído decir durante décadas; y a sus 85 años, Enrique Gigena sigue hablando de ese mundo superior que está allí, a la vuelta de la lucha y el coraje. Fue en el marco de la VI Edición de entrega de las Distinciones Regino Maders, que se celebran cada año desde el 2008, donde grabamos las palabras que aquí compartimos. Enrique Gigena contó sobre el significado de un premio que es, en realidad, colectivo.

Audio: Enrique Gigena - Mesa Coordinadora de Jubilados.



Si hablamos de una vida hecha entre golpes y gambetas, no estaremos haciendo pura metáfora.
Cuenta la crónica que de pibe, Enrique Gigena entró a jugar como lateral derecho en la tercera división de Rosario Central, y allí se destacó hasta que un pelotazo en la cara lo dejó afuera de la cancha y de una prometedora carrera futbolística.
Hombre de mil oficios, aprendió en una escuela técnica las lides de tornero, y así ingresó a trabajar en una empresa metalúrgica. Diez años después, en los talleres del Ferrocarril en Pérez. En 1951 se afilió al Partido Comunista y un mes después del golpe militar del 76, se quedó cesante, otra vez fuera de la cancha.
-Siempre delegado y en contra de las injusticias- dice en su crónica el periodista rosarino Santiago Baraldi quien el 8 de Junio de 2011, cuando se cumplían las mil marchas de la Mesa Coordinadora de Jubilados y Pensionados de Rosario, realizaba con Enrique Gigena la entrevista que entonces publicó el diario El Ciudadano y la Región, y que aquí reproducimos.

-¿Cuándo comenzó a militar en la Mesa Coordinadora?
-Nos comenzamos a reunir a fines de 1989, cuando veíamos que el entonces presidente Carlos Menem no cumplía con lo prometido. La primera marcha de jubilados se realizó en Rosario, en la plaza 25 de Mayo. Al mes nos trasladamos a Córdoba y San Martín, donde nos concentrábamos todos los sábados, y en Buenos Aires comenzaron a manifestarse todos los miércoles frente al Congreso. Así comenzamos… Rosario es la pionera en las marchas. Luego juntamos más de un millón de firmas en contra del intento de modificar el sistema jubilatorio; seguimos, como entonces, reclamando por la derogación de estas leyes y la sanción de una nueva ley de jubilaciones ajustada a las nuevas realidades que tiene el país, a lo que dice nuestra Constitución y la Carta de las Naciones Unidas sobre derechos humanos. La persistencia de esta lucha es la que le da un carácter simbólico de mayor envergadura. Salvo el de las Madres, no hay movimientos que tengan una lucha tan prolongada como la nuestra.

-¿Dónde se formó políticamente?
-Siempre me gustó la política. Cuando tenía 16 años, mi mejor amigo y yo jugábamos al fútbol, él en Newell’s y yo en Central, éramos como hermanos, él militaba en el Partido Comunista y trabajábamos de pibes en una metalúrgica. Me recibí en una escuela técnica con el oficio de tornero y terminé trabajando diez años. Luego ingresé al ferrocarril, donde trabajé en los talleres de Pérez hasta que la dictadura del 76 me dejó cesante. Pero siempre fui delegado, estaba muy metido en los problemas sociales, siempre me interesé. Me afilé al partido en el 51.

-¿Y qué pasó con la pasión futbolera?
-Nací en el barrio Ludueña, a una cuadra de los cruces de las vías de los ferrocarriles Mitre y Belgrano. Estábamos todo el día con la pelota y entré en Rosario Central. Jugaba bien, era marcador derecho con llegada, como dicen ahora. Llegué a jugar en la tercera, cuando también comenzaban Alejandro Mur y Ángel Zof, entre otros. Pero el destino tenía pensada otra cosa para mí: un pelotazo en un ojo me dejó seis meses parado, tenía riesgo de desprendimiento de retina, no podía correr… y tuve que dejar.

-¿Qué significan en su lucha las mil marchas, cómo las ve con el paso del tiempo?
-Cuando miramos hacia atrás vemos a todos los compañeros y compañeras que se iniciaron en esta lucha y que con su actividad templaron nuestra voluntad y decisión de seguir marchando. A muchos ya no los tenemos físicamente pero en nuestro cariño y recuerdo nos siguen acompañando. Esta mirada hacia atrás nos dice que muchas de las reivindicaciones de antes son las de hoy, el sentido y el contenido son los mismos. Que personas mayores de 70 u 80 años estemos transitando las calles del país en demanda del reconocimiento de nuestros derechos es un orgullo. Las mil marchas son una radiografía descarnada de la injusticia que padecemos. Conmemoramos estas marchas no con nostalgia, sino con el recuerdo en el corazón de los que ya no están y pelearon hasta el último día. Mientras tengamos fuerzas y haya incumplimientos de nuestros derechos, existirá nuestra lucha. Esperar que no tengamos que hacer 20 años más de marchas para obtener lo que nos corresponde.

-¿Creen que son un ejemplo para los más jóvenes?
-No quisiéramos ser la vanguardia, porque pone más de relieve la mora y la ausencia de los trabajadores activos y de los dirigentes de las organizaciones, porque cuando hablamos de las leyes y los derechos de los jubilados, los que deberían estar a la cabeza son los más interesados en esto porque las leyes de jubilaciones, de previsión y seguridad social son el futuro de los trabajadores de hoy… No queremos ser la vanguardia, sí nos sentimos portadores de la dignidad que no ceja en la demanda de los derechos que nos corresponden. Los que nos ven como vanguardia es por la ausencia de los que deberían estar en primera fila, que son los trabajadores activos y fundamentalmente los dirigentes de ese sector. Nosotros deberíamos ser los acompañantes.

-En este caso tienen el apoyo de la CTA…
-Por eso valoramos mucho la actitud de la CTA, de que se haya sumado a nuestra lucha, lo que pone de relieve la ausencia de la CGT y de sus organizaciones gremiales que debieran estar en primera línea portando las reivindicaciones de los jubilados. Si hubiera una acción conjunta, independientemente de los criterios de cada uno, otra sería la situación de los jubilados. En el año 58 los gremios de la Fraternidad de la Unión Ferroviaria reclamaron a Frondizi con una huelga de 48 horas la sanción de una ley que reconociera el 82% móvil que ningún trabajador lo tenía. A las 24 horas se estableció el compromiso y en octubre del 58 se sancionó la ley 14499, que fue la primera que estableció ese monto para todos los trabajadores ferroviarios que se jubilaron, y eso se derogó en 1994 de la mano de Domingo Cavallo.

-¿Cuál es la relación con los más de cien centros de jubilados de la ciudad?
-En general es muy buena, muchos son parte de la Mesa Coordinadora. Con otros centros o federaciones que históricamente han sido ahijados de los gobiernos de turno, es más distante la relación.

-¿Y con las intervenciones de Pami?
-Las intervenciones del Pami son decisiones de los gobiernos, y nosotros cada vez que llega uno nuevo pedimos una reunión y les decimos que no tenemos nada personal, pero que no los queremos. La intervención es una manera solapada de robarnos los derechos de dirigir y administrar nuestra propia obra social. Con esta actitud fue como echamos ocho interventores en Rosario, a alguno no lo dejamos siquiera asumir… Muchas veces nos hemos peleado con la Policía Federal para ingresar al Pami cuando no nos querían recibir. También en la Municipalidad rompimos el cordón policial y obligamos al entonces intendente Binner a que nos recibiera… también en el Concejo. Hay muchas historias de forcejeo para ser escuchados.

-¿Qué dice su familia de su militancia actual?
-Mis hijos también son militantes y al principio ellos creían que esto era un hobby, pero cuando entendieron de qué se trataba tuve el apoyo y la contención de ellos y mis amigos. En esta lucha conocí a quien hoy es mi segunda mujer, Olga, una jubilada docente que en las marchas lleva el megáfono e integra la comisión directiva. Estamos juntos en la primera línea…

-¿Cómo evalúan el manejo de los fondos de la Ansés?
-Que son de trabajadores y que por ley nacional deberían ser destinados a resolver los problemas de los jubilados. Con el proyecto de ley que hemos presentado con la firma de 15 diputados, en marzo del año pasado, planteamos en uno de los artículos que el Ansés debe ser un organismo público, no estatal, y debe ser dirigido y administrado por representantes de los jubilados y trabajadores activos electos democráticamente por los afiliados; que ese dinero que se administre debe ajustarse a lo que dice la Constitución, con lo que ya está establecido. Seguiremos en esa línea el reclamo hasta lograrlo, como fue la pelea para terminar con las Afjp, y lo conseguimos.

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Imagen: Carina Barbuscia sobre foto de elciudadanoweb.com

 

 

 

 
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