Por Grupo Editor / 5 de Abril de 2013
CARLOS FUENTEALBA, PRESENTE
LA SANGRE Y LAS TIZAS
Hacen exactamente seis años, el 4 de abril de
2007, en la Provincia de Neuquén, el maestro
Carlos Fuentealba era asesinado por la Policía
Provincial durante un operativo que buscaba
impedir un corte de ruta en la provincia. Un día
antes, el 4 de abril, se desataba la huelga del
sindicato docente ATEN, perteneciente a la CTERA.
Historia de galillos y ejecutores, pero sobre
todo de la impunidad de un poder político que
seis años después debe, necesariamente, ser
interpelado. Carlos Fuentealba era docente y
militante de base. Siendo muy joven, como
trabajador de la construcción, militó por un
gremio que de verdad fuera de todos los
trabajadores. Fue asesinado por la espalda,
apenas a dos metros de distancia, y su nombre se
convirtió en un símbolo de la lucha docente.
Reproducimos uno de los textos de Beatríz Jouvé,
maestra y escritora rosarina, que forman parte
de su libro "¿Se nace o se hace? Crónicas de una
maestra", editado en el año 2009, en su propia
voz; y una crónica del periodista Carlos del
Frade, escrita a pocos días del asesinato del
maestro.
Audio: Betty Jouvé - Los nuevos mandatos
FUENTEALBA / Por Carlos del Frade El por qué del asesinato del maestro Carlos
Fuentealba se cifra en su nombre.
Fuentealba.
El que da de beber a los amaneceres.
El que alimenta amaneceres.
Por eso lo mataron.
Porque su vida fue coherente con su apellido.
Quiso enseñar a leer y escribir a los obreros de
la construcción.
Para que no sean más explotados.
Hizo de su vida un alba para los demás.
Por eso lo mataron.
Para que no sembrara más amaneceres.
Pero si el por qué está en las dos palabras que
componen su apellido, también el futuro aguarda
en el mismo desafío que será multiplicado por la
memoria popular.
Ser fuentealba para los demás.
Vivir siendo alimento para los amaneceres que
vendrán.
Para que los amaneceres sean para todos y no
para unos pocos.
Desafío para los argentinos que lucharán por
dejar la trampa del individualismo y la
especulación.
Fuentealba, el que alimenta amaneceres, explica
su muerte pero también su sobrevivencia en los
ideales colectivos, en las necesidades de los
que son más, en la urgencia por convertir la
alegría y la belleza en un derecho real y
concreto para las mayorías. Fuentealba, el que
da de beber para las auroras, estará allí, en
cada pizarrón, en cada lugar de la vida
cotidiana donde se pelee por el amor, la
justicia y la igualdad contra los heraldos
prepotentes de la muerte y el poder.
Y los amaneceres llegarán, inexorablemente,
llegarán.
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Imagen: Carina Barbuscia sobre foto de
www.derhuman.jus.gov.ar