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Por Élida Luna / 29 de Marzo de 2013
FAMILIARES Y EL MAPA DE LA REPRESIÓN
LA MEMORIA EN DONDE ARDÍAN

En la mañana del domingo 24 de marzo, en el Bosque de la Memoria emplazado en el corazón del Parque Scalabrini Ortiz, se desarrolló el clásico acto de plantación de árboles en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. Este año, los árboles fueron plantados por alumnos de la Escuela República del Perú, en homenaje a Silvia Suppo y Jorge Julio López. Durante el acto, que contó con la presencia de nuestras Madres de Plaza 25 de Mayo, la organización Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas entregó al Museo de la Memoria una copia de su archivo para que pueda ser consultado por la ciudadanía. Reproducimos las palabras que Élida Peti Luna, referente de esta organización, leyó en el encuentro.


Audio: Élida Luna - Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas



En primer lugar quiero agradecer la oportunidad de compartir con ustedes algunas palabras.
Una de las características de la militancia en Derechos Humanos reside precisamente en encontrar las formas para ser escuchados, y nos hemos vuelto un poco expertos en el tema, dado que durante muchos, muchos años, nuestras voces parecían mudas. Tuvimos que crear mil formas para hacer visible nuestro reclamo de justicia.
Nuestro organismo se llama Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Comenzó incipientemente en 1973, cuando los primeros familiares de presos políticos se organizaron preocupados por sus familiares detenidos durante las dictaduras de los generales Juan Carlos Onganía, primero, y luego de Alejandro Agustín Lanusse. Esos presos rescatados de la cárcel con el pueblo en las calles el 25 de mayo de 1973.
Esta organización de Familiares se afianza a raíz de la perversa figura del secuestro y desaparición de los militantes políticos instaurada por la dictadura de 1976: nunca olvidaremos aquel 23 de marzo del 76, a las 23:00 horas, cuando comenzaron las primeras manifestaciones de la tragedia que se avecinaba en nuestro suelo. Pero es en el año 1977 cuando toma fuerzas, luego de ir encontrándonos los familiares recorriendo frente a Tribunales, iglesias, Jefatura de Policía, el Comando del II Cuerpo de Ejército, y todo lugar donde pudiéramos preguntar por la suerte de nuestros familiares y compañeros. Nos dimos cuenta de que, como nos enseñaran los luchadores secuestrados por el Estado terrorista, la organización era la única posibilidad de tener una mínima esperanza de encontrarlos.

Así fue. Surge Familiares en plena dictadura, con las heridas abiertas, con el dolor más grande, inimaginable, indescriptible, de no saber, de no poder, de no comprender.
A medida que las puertas se seguían cerrando, y que el número de compañeros y compañeras desaparecidos aumentaba en forma exponencial, nuestra labor se iba consolidando.
Con las primeras liberaciones los compañeros que regresaban del horror, sin dudar, se sumaban a nuestro trabajo, que se convirtió, ya, no sólo en denunciar, sino en intentar documentar, dar testimonio de la historia de cada uno de nuestros compañeros y familiares. En un principio para recuperarlos. Todavía suenan en las calles cientos de voces gritando: "Con vida los llevaron / con vida los queremos". Luego, cuando la verdad de sus asesinatos fue evidente, nos hicimos cada vez más fuertes para exigir justicia, no sólo en nuestro país, también internacionalmente, denunciando la barbarie que se estaba cometiendo en nuestra patria.
Así comenzamos a tomar testimonio a cada preso liberado, a cada familiar que los buscó, comenzamos a atesorar copias de las cartas presentadas ante la Iglesia y de los hábeas corpus rechazados por la Justicia, ambos partícipes del espanto de los que ocurría.

Ese material fue creciendo y creciendo, dándonos una idea de la dimensión del horror desplegado por los usurpadores del poder democrático en nuestra región.
Tratamos de rearmar en lo posible el mapa de la represión ilegal, comenzando desde los primeros momentos, de conocer los nombres de los verdugos.
Ese material se convirtió en la base de la primera gran causa de Rosario, la Causa Feced, junto con las declaraciones de los sobrevivientes que valientemente se acercaban al Tribunal provincial, con el aparato represivo aún intacto -era enero de 1984- para hacer escuchar su palabra. Como ya dijimos, una de las tareas más difíciles de los militantes de Derechos Humanos.

Así surgimos. Así crecimos. Una organización que sólo puede entenderse en el contexto de nuestra historia como país. Una historia teñida de heroicas luchas populares, de grandes hitos de resistencia a la opresión, seguidos siempre del avance asesino de los poderes económicos, escudados en la Iglesia y utilizando a sus lacayos, las Fuerzas Armadas antipatria y antipueblo, que Argentina entrenó durante muchos años. Una tradición de asaltos al poder que se inauguró en 1930, para reiterarse durante todo el Siglo XX en toda América Latina, recrudeciendo en ferocidad cada vez.
Nosotros somos el producto de esos embates de la derecha asesina y los herederos de las banderas que quisieron arrancarnos. Queremos homenajear a todos los países hermanos que a través de las luchas revolucionarias que se fueron sucediendo, teniendo como ejemplo a la valerosa Cuba del Che y de Fidel, resistían a este plan económico genocida impuesto con los continuos golpes de Estado de la mano de los poderosos y sus Fuerzas Armadas y la complicidad de Estados Unidos. No nos olvidamos del magnicidio del presidente de Chile, Salvador Allende, como presagio de lo que luego ocurriría en Latinoamérica toda.

Todo el material recopilado de tantos años, en donde se sumaban tantos queridos y recordados abogados de aquella época, más los organismos que se iban formando al calor de las movilizaciones y así nacen desde Familiares nuestras queridas Madres de la Plaza, en el 84, y luego con los años HIJOS. Trabajamos codo a codo en un principio con la Liga Argentina, también con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Toda esta documentación fue vital en 2010. 36 años habían pasado del terrible Golpe de Estado, y gracias a nuestra lucha y por la voluntad política de un gobierno del pueblo fuimos con la primera elevación de la mega Causa Feced, donde nuestros abogados y el fiscal Gonzalo Stara aportaron su ingenio para que todas esas declaraciones llegaran al juicio y fueran el soporte, otra vez, junto a la valentía de los sobrevivientes, de la primera condena por delitos cometidos en el ex Servicio de Informaciones de Rosario. Centro neurálgico de la represión de nuestra zona, donde mataron a mi compañero y padre de mis hijos, Daniel Gorosito.

Hoy queremos que el Museo de la Memoria de Rosario tenga estos materiales tan caros a nuestra historia, logrados en las peores épocas de nuestro país.
Lo queremos porque siempre nuestra intención última fue construir un mejor futuro para nuestros hijos, y es impensable un mejor futuro sin memoria. Somos portadores de parte de esa memoria, de la parte más terrible, pero también de la parte más heroica y queremos que esa historia de resistencias no muera; que perviva en nuestros jóvenes, que seguramente la tomarán como bandera. Sólo así nuestros desaparecidos seguirán viviendo.

Queda mucho por decir, por relatar. Cada uno de nosotros tiene la obligación de contar ésta, nuestra historia, tan trágica pero también tan rica en cuanto a experiencia. Y expresar la gratitud a todas y todos los compañeros que hemos conocido y con los que hemos compartido todos estos años. Las consecuencias de esta supuesta guerra tuvo el trágico recuento de 30.000 argentinos y algunos extranjeros desaparecidos, asesinados, torturados, violados; más de 500 bebés robados; 1.500.000 compañeros exiliados; el robo de sus bienes personales; y el encarcelamiento de 120.000 luchadores populares. Este siniestro inventario descalifica en forma absoluta que en nuestra Patria hubo una guerra en la cual participaron dos demonios.
Lo que realmente pasó en nuestra tierra fue un genocidio, como ha quedado demostrado también en los juicios a los represores. Ellos sí, no demonios, sino hombres y mujeres que llevaron adelante los asesinatos y las torturas más atroces.
Hoy, 24 de marzo de 2013, seguimos luchando por nuestros desaparecidos. Sabemos que fueron asesinados, pero también sabemos que su memoria está viva en nuestra mente y en nuestro corazón; y está viva en cada árbol que plantemos en su nombre en este bosque y en todos los bosques de nuestra Patria, que les dan vida permanentemente por la Memoria, por la Verdad y por la Justicia.
Nuestro homenaje en particular como siempre a su vida, su lucha y su valentía.
¡Viva el compañero Jorge Julio López!
¡Viva la compañera Silvia Suppo!
Expresamos nuestra solidaridad al pueblo venezolano: ¡Viva el compañero Hugo Chávez!
Compañeros desaparecidos ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!

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Imagen: Carina Barbuscia sobre fotos de Jorge Cadús.
 

 

 

 

 
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