Por Rodolfo Walsh / 21 de Marzo de 2013
24 DE MARZO 1976/2013: MIRADAS
CARTA ABIERTA DE UN ESCRITOR A LA JUNTA MILITAR
Escrita a sólo un año de producido el Golpe
militar del 24 de marzo de 1976, la "Carta
abierta de un escritor a la Junta Militar", del
periodista, escritor y militante político
Rodolfo Walsh, sigue siendo la postal más cruda,
certera y lúcida de una dictadura que reprimió
ferozmente para instalar la miseria planificada.
A 37 años del comienzo de la dictadura, a 36 de
de escrito este documento único, lo compartimos
como una mirada exacta del mejor de todos
nosotros.

1. La censura de prensa, la persecución a
intelectuales, el allanamiento de mi casa en el
Tigre, el asesinato de amigos queridos y la
pérdida de una hija que murió combatiéndolos,
son algunos de los hechos que me obligan a esta
forma de expresión clandestina después de haber
opinado libremente como escritor y periodista
durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha
motivado un balance de la acción de gobierno en
documentos y discursos oficiales, donde lo que
ustedes llaman aciertos son errores, los que
reconocen como errores son crímenes y lo que
omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un
gobierno del que formaban parte, a cuyo
desprestigio contribuyeron como ejecutores de su
política represiva, y cuyo término estaba
señalado por elecciones convocadas para nueve
meses más tarde. En esa perspectiva lo que
ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio
de Isabel Martínez sino la posibilidad de un
proceso democrático donde el pueblo remediara
males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes
ejercen pudo legitimarse en los hechos
recuperando el programa en que coincidieron en
las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de
los argentinos y que sigue en pie como expresión
objetiva de la voluntad del pueblo, único
significado posible de ese "ser nacional" que
ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la
corriente de ideas e intereses de minorías
derrotadas que traban el desarrollo de las
fuerzas productivas, explotan al pueblo y
disgregan la Nación. Una política semejante sólo
puede imponerse transitoriamente prohibiendo los
partidos, interviniendo los sindicatos,
amordazando la prensa e implantando el terror
más profundo que ha conocido la sociedad
argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos,
cuatro mil muertos, decenas de miles de
desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon
ustedes en las principales guarniciones del país
virtuales campos de concentración donde no entra
ningún juez, abogado, periodista, observador
internacional. El secreto militar de los
procedimientos, invocado como necesidad de la
investigación, convierte a la mayoría de las
detenciones en secuestros que permiten la
tortura sin límite y el fusilamiento sin
juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han
sido contestados negativamente este último año.
En otros miles de casos de desaparición el
recurso ni siquiera se ha presentado porque se
conoce de antemano su inutilidad o porque no se
encuentra abogado que ose presentarlo después
que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron
a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura
de su límite en el tiempo. Como el detenido no
existe, no hay posibilidad de presentarlo al
juez en diez días según manda una ley que fue
respetada aún en las cumbres represivas de
anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido
complementada con la falta de límite en los
métodos, retrocediendo a épocas en que se operó
directamente sobre las articulaciones y las
vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares
quirúrgicos y farmacológicos de que no
dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el
torno, el despellejamiento en vida, la sierra de
los inquisidores medievales reaparecen en los
testimonios junto con la picana y el
"submarino", el soplete de las actualizaciones
contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de
que el fin de exterminar a la guerrilla
justifica todos los medios que usan, han llegado
ustedes a la tortura absoluta, intemporal,
metafísica en la medida que el fin original de
obtener información se extravía en las mentes
perturbadas que la administran para ceder al
impulso de machacar la sustancia humana hasta
quebrarla y hacerle perder la dignidad que
perdió el verdugo, que ustedes mismos han
perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los
nombres de los prisioneros es asimismo la
cobertura de una sistemática ejecución de
rehenes en lugares descampados y horas de la
madrugada con el pretexto de fraguados combates
e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan
acequias o se amontonan de a diez en vehículos
que se incendian son los estereotipos de un
libreto que no está hecho para ser creído sino
para burlar la reacción internacional ante
ejecuciones en regla mientras en lo interno se
subraya el carácter de represalias desatadas en
los mismos lugares y en fecha inmediata a las
acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad
Federal, 55 en respuesta a la voladura del
Departamento de Policía de La Plata, 30 por el
atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la
Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del
coronel Castellanos, 19 tras la explosión que
destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte
de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates
donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas
a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en
las normas civilizadas de justicia, incapaces de
influir en la política que dicta los hechos por
los cuales son represaliados, muchos de esos
rehenes son delegados sindicales, intelectuales,
familiares de guerrilleros, opositores no
armados, simples sospechosos a los que se mata
para equilibrar la balanza de las bajas según la
doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que
usaron los SS en los países ocupados y los
invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados
en combates reales es asimismo una evidencia que
surge de los comunicados militares que en un año
atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10
ó 15 heridos, proporción desconocida en los más
encarnizados conflictos. Esta impresión es
confirmada por un muestreo periodístico de
circulación clandestina que revela que entre el
18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de
1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales
tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla
63 muertos.3
Más de cien procesados han sido igualmente
abatidos en tentativas de fuga cuyo relato
oficial tampoco está destinado a que alguien lo
crea, sino a prevenir a la guerrilla y a Ios
partidos de que aún los presos reconocidos son
la reserva estratégica de las represalias de que
disponen los Comandantes de Cuerpo según la
marcha de los combates, la conveniencia
didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín
Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército,
antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos
Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la
muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta
prisioneros en variadas aplicaciones de la ley
de fuga, ejecutadas sin piedad y narradas sin
pudor.4
El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de
1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros
siete prisioneros en jurisdicción del Primer
Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez
Masson, revela que estos episodios no son
desbordes de algunos centuriones alucinados sino
la política misma que ustedes planifican en sus
estados mayores, discuten en sus reuniones de
gabinete, imponen como comandantes en jefe de
las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta
de Gobierno.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han
sido masacradas en secreto después que ustedes
prohibieron informar sobre hallazgos de
cadáveres que en algunos casos han trascendido,
sin embargo, por afectar a otros países, por su
magnitud genocida o por el espanto provocado
entre sus propias fuerzas.5
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre
marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas,
pequeña parte quizás del cargamento de
torturados hasta la muerte en la Escuela de
Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la
Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el
chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de
pies y manos, "con lastimaduras en la región
anal y fracturas visibles" según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en
agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago
San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría
donde no le recibieron la denuncia y escribió a
los diarios que no la publicaron.6
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre
el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo
el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de
octubre, sirven de marco a las masacres del 20
de agosto que apilaron 30 muertos a 15
kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de
Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas
de derecha, presuntas herederas de las 3 A de
López Rega, capaces de atravesar la mayor
guarnición del país en camiones militares, de
alfombrar de muertos el Río de la Plata o de
arrojar prisioneros al mar desde los transportes
de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se
enteren el general Videla, el almirante Massera
o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3
Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el
fiel de la balanza entre "violencias de
distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos
terrorismos", sino la fuente misma del terror
que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear
el discurso de la muerte.8
La misma continuidad histórica liga el asesinato
del general Carlos Prats, durante el anterior
gobierno, con el secuestro y muerte del general
Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor
Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes
se ha querido asesinar la posibilidad de
procesos democráticos en Chile, Boliva y
Uruguay.9
La segura participación en esos crímenes del
Departamento de Asuntos Extranjeros de la
Policía Federal, conducido por oficiales becados
de la CIA a través de la AID, como los
comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor,
sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr.
Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en
Argentina, es semillero de futuras revelaciones
como las que hoy sacuden a la comunidad
internacional que no han de agotarse siquiera
cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y
de altos jefes del Ejército, encabezados por el
general Menéndez, en la creación de la Logia
Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A
hasta que su papel global fue asumido por esa
Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el
arreglo personal de cuentas como el asesinato
del capitán Horacio Gándara, quien desde hace
una década investigaba los negociados de altos
jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa
Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado,
después que ese diario denunció las conexiones
del ministro Martínez de Hoz con monopolios
internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado
final la definición de la guerra pronunciada por
uno de sus jefes: "La lucha que libramos no
reconoce límites morales ni naturales, se
realiza más allá del bien y del mal".10
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del
mundo civilizado, no son sin embargo los que
mayores sufrimientos han traído al pueblo
argentino ni las peores violaciones de los
derechos humanos en que ustedes incurren. En la
política económica de ese gobierno debe buscarse
no sólo la explicación de sus crímenes sino una
atrocidad mayor que castiga a millones de seres
humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real
de los trabajadores al 40%, disminuido su
participación en el ingreso nacional al 30%,
elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que
necesita un obrero para pagar la canasta
familiar11, resucitando así formas de trabajo
forzado que no persisten ni en los últimos
reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los
precios suben en las puntas de las bayonetas,
aboliendo toda forma de reclamación colectiva,
prohibiendo asambleas y comisiones internas,
alargando horarios, elevando la desocupación al
récord del 9%12 prometiendo aumentarla con
300.000 nuevos despidos, han retrotraído las
relaciones de producción a los comienzos de la
era industrial, y cuando los trabajadores han
querido protestar los han calificados de
subversivos, secuestrando cuerpos enteros de
delegados que en algunos casos aparecieron
muertos, y en otros no aparecieron.13
Los resultados de esa política han sido
fulminantes. En este primer año de gobierno el
consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de
ropa más del 50%, el de medicinas ha
desaparecido prácticamente en las capas
populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires
donde la mortalidad infantil supera el 30%,
cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las
Guayanas; enfermedades como la diarrea estival,
las parasitosis y hasta la rabia en que las
cifras trepan hacia marcas mundiales o las
superan. Como si esas fueran metas deseadas y
buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de
la salud pública a menos de un tercio de los
gastos militares, suprimiendo hasta los
hospitales gratuitos mientras centenares de
médicos, profesionales y técnicos se suman al
éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos
o la "racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires
para comprobar la rapidez con que semejante
política la convirtió en una villa miseria de
diez millones de habitantes. Ciudades a media
luz, barrios enteros sin agua porque las
industrias monopólicas saquean las napas
subterráneas, millares de cuadras convertidas en
un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los
barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el
río más grande del mundo contaminado en todas
sus playas porque los socios del ministro
Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos
industriales, y la única medida de gobierno que
ustedes han tomado es prohibir a la gente que se
bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía,
a las que suelen llamar "el país", han sido
ustedes más afortunados. Un descenso del
producto bruto que orilla el 3%, una deuda
exterior que alcanza a 600 dólares por
habitante, una inflación anual del 400%, un
aumento del circulante que en solo una semana de
diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la
inversión externa constituyen también marcas
mundiales, raro fruto de la fría deliberación y
la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y
protectoras del Estado se atrofian hasta
disolverse en la pura anemia, una sola crece y
se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de
dólares que equivalen a la mitad de las
exportaciones argentinas presupuestados para
Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas
plazas de agentes en la Policía Federal, doce
mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos
que duplican el de un obrero industrial y
triplican el de un director de escuela, mientras
en secreto se elevan los propios sueldos
militares a partir de febrero en un 120%,
prueban que no hay congelación ni desocupación
en el reino de la tortura y de la muerte, único
campo de la actividad argentina donde el
producto crece y donde la cotización por
guerrillero abatido sube más rápido que el
dólar.
6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional
según una receta que se aplica indistintamente
al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la
política económica de esa Junta sólo reconoce
como beneficiarios a la vieja oligarquía
ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un
grupo selecto de monopolios internacionales
encabezados por la ITT, la Esso, las
automotrices, la U.S. Steel, la Siemens, al que
están ligados personalmente el ministro Martínez
de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la
producción animal en 1976 define la magnitud de
la restauración oligárquica emprendida por
Martínez de Hoz en consonancia con el credo de
la Sociedad Rural expuesto por su presidente
Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos
grupos pequeños pero activos sigan insistiendo
en que los alimentos deben ser baratos".14
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en
una semana ha sido posible para algunos ganar
sin trabajar el cien y el doscientos por ciento,
donde hay empresas que de la noche a la mañana
duplicaron su capital sin producir más que
antes, la rueda loca de la especulación en
dólares, letras, valores ajustables, la usura
simple que ya calcula el interés por hora, son
hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía
a acabar con el "festín de los corruptos".
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el
crédito nacional en manos de la banca
extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens
se premia a empresas que estafaron al Estado,
devolviendo las bocas de expendio se aumentan
las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando
los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong
Kong o Singapur y desocupación en la Argentina.
Frente al conjunto de esos hechos cabe
preguntarse quiénes son los apátridas de los
comunicados oficiales, dónde están los
mercenarios al servicio de intereses foráneos,
cuál es la ideología que amenaza al ser
nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de
hechos malvados no pretendiera que esa Junta
procura la paz, que el general Videla defiende
los derechos humanos o que el almirante Massera
ama la vida, aún cabría pedir a los señores
Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran
sobre el abismo al que conducen al país tras la
ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran
al último guerrillero, no haría más que empezar
bajo nuevas formas, porque las causas que hace
más de veinte años mueven la resistencia del
pueblo argentino no estarán desaparecidas sino
agravadas por el recuerdo del estrago causado y
la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer
aniversario de su infausto gobierno he querido
hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin
esperanza de ser escuchado, con la certeza de
ser perseguido, pero fiel al compromiso que
asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en
momentos difíciles.
Rodolfo Walsh - C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.
NOTAS:
1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar
nóminas incompletas de nuevos detenidos y de
"liberados" que en su mayoría no son tales sino
procesados que dejan de estar a su disposición
pero siguen presos. Los nombres de millares de
prisioneros son aún secreto militar y las
condiciones para su tortura y posterior
fusilamiento permanecen intactas.
2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue
despellejado en vida, el ex diputado radical
Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz
Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una
sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos,
los muslos, cerca de Ia boca cada vez que
lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían
la puerta y me decían que me iban hacer fiambre
con la máquina de sierra que se escuchaba".
3 "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero
de 1977.
4 Una versión exacta aparece en esta carta de
los presos en la Cárcel de Encausados al obispo
de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo
son retirados con el engaño de ir a la
enfermería seis compañeros que luego son
fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José
Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo
Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un
intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de
Ejército. El 29 de mayo son retirados José
Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había
sido castigado al punto de que no se podía
mantener en pie sufriendo varias fracturas de
miembros. Luego aparecen también fusilados en un
intento de fuga".
5 En los primeros 15 días de gobierno militar
aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una
proyección anual da la cifra de 1500. La
presunción de que puede ascender al doble se
funda en que desde enero de 1976 la información
periodística era incompleta y en el aumento
global de la represión después del golpe. Una
estimación global verosímil de las muertes
producidas por la Junta es la siguiente. Muertos
en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en
secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.
6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA,
Agencia Clandestina de Noticias.
7 "Programa" dirigido entre julio y diciembre de
1976 por el brigadier Mariani, jefe de la
Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron
transportes Fokker F-27.
8 El canciller vicealmirante Guzzeti en
reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76
admitió que "el terrorismo de derecha no es tal"
sino "un anticuerpo".
9 El general Prats, último ministro de Ejército
del presidente Allende, muerto por una bomba en
setiembre de 1974. Los ex parlamentarios
uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron
acribillados el 2-5-76. El cadáver del general
Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el
2-6-76, después que el ministro del Interior y
ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general
Harguindeguy, lo acusó de "simular" su
secuestro.
10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli
según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I
de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el
presunto responsable de 33 fusilamientos entre
el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.
11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente
a junio de 1976. Después la situación se agravó
aún más.
12 Diario "Clarín".
13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados
se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di
Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y
Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados
han sido particularmente graves en metalúrgicos
y navales.
14 Prensa Libre, 16-12-76.
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Imagen: Carina Barbuscia sobre foto de
www.prensaanm.com.ar
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