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Por Grupo Editor / Jueves 2 de Mayo de 2013
JUEVES EN LA PLAZA
ELISA MEDINA, PRESENTE

El 20 de octubre de 1976, Oscar Alberto Medina, obrero y delegado metalúrgico, fue secuestrado de su domicilio, y desaparecido. Había nacido el 12 de noviembre de 1952. Tenía 24 años. Junto a él su hermano Héctor Medina, sobreviviente del horror, conoció de luchas, cárceles y resistencias. Tenía apenas 17 años cuando fue detenido hasta salir en libertad a los 23. La mamá, Elisa Benítez de Medina, Madre de la Plaza en Rosario y Villa Gobernador Gálvez, fue un ejemplo de lucha, constancia y resistencia. El 1 de mayo del 2009, Elisa partió hacia otros arrabales, al encuentro con la historia de ese hijo a quien no dejó, nunca, caer en la soledad y el olvido.



Audio: Beatriz Villar – Con vos Elisa él regresa



El 17 de Noviembre del año 2009, el Concejo Municipal de la Ciudad de Rosario decidió homenajear con el título de Luchadora Distinguida a Elisa Medina, Madre de Plaza de Mayo y una de las fundadoras de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas de Rosario.
Elisa había fallecido el 1° de Mayo de ese mismo año, y a partir de la distinción post mortem, parte de la ciudad y los medios locales se hacían eco por primera vez en la historia de la lucha de una mujer enorme, y de la resistencia obrera de la región.

En la madrugada del 20 de octubre del 76, un grupo de tareas conformado por hombres vestidos de civil y con pelucas -apoyados por efectivos de la entonces seccional 34ª (hoy 25ª) de Gálvez- irrumpieron en el hogar de Oscar, en calle Dorrego 392, apenitas al sur de Rosario.
Oscar –que se había hecho cargo de su casa desde los 16 años- era obrero metalúrgico en los Talleres Fillipini, donde fue elegido delegado sindical, y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).
El relato de su esposa y compañera es preciso: "irrumpieron vestidos de civil, a los gritos y golpeándolo, exigiendo que Oscar nombre a los compañeros. Ante su negativa, le atan atrás las manos y los pies, le vendan los ojos y lo sacan arrastrándolo hacia uno de los 4 autos en los que habían llegado. Lo meten en el baúl y gritan: ‘¡Te vamos a matar guerrillero sucio; pensaste que ibas a cambiar la historia, negro sucio, y ahora nosotros decidiremos qué haremos con vos!’", describe la mujer.
En la casa, además de la pareja, estaban las hijas: Nancy Natalia, de dos años, y Mónica Carolina, de recientes 40 días de vida.

Ese fue el comienzo de la dura pelea de Elisa. Una búsqueda sin pausas, y sin olvidos, recorriendo comisarías, iglesias, cuarteles, pasillos de Tribunales.
En mitad de la intemperie. Cuando todo era silencio, complicidad y terror.
La larga historia que nuestras Madres de los pañuelos han escrito con sus propios cuerpos.

Héctor Chinche Medina, hermano de Oscar, sostiene que “mi hermano era delegado metalúrgico, que a los 23 años lo secuestraron. Y fue por la pelea de mejores condiciones de trabajo, por condiciones de seguridad. No es por una cuestión tan lejana de la que padecen cotidianamente hoy los trabajadores. Por exigir que cumplieran con las leyes de contrato de trabajo lo secuestraron y lo desaparecieron, como a tantos compañeros. A partir de ahí, mi vieja –yo estuve detenido desde los 17 a los 22 años- fue una de las fundadoras de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Rosario”.

Elisa nunca dejó de reivindicar a su hijo, por sobre todas las cosas, como un trabajador, y así lo demostraron sus palabras el 11 de Noviembre de 1995 cuando sobre la gastada camisa roja de Oscar escribió: “tu camisa, la última que te vi usar, es desde entonces mi bandera, mi compañía, y hoy la entrego para que sea memoria de todos...”

Un compañero trabajador. Así lo recuerda la Comisión de Derechos Humanos de Villa Gobernador Gálvez, que el último 20 de octubre recordó Oscar Medina a través de la construcción de un Mural Colectivo.
Recordarlo de ese modo fue por siempre la bandera de Elisa Medina, esta mujer nacida en Entre Ríos, que se nos fue demasiado temprano, cuando tenía 87 jóvenes y lúcidos años.
Murió el 1 de mayo de 2009. Van cuatro años sin Elisa.
Sin embargo, más allá del misterio, de los tres puntos suspensivos de lo definitivo, cuando se baja el telón, la voz de Elisa seguirá siendo escuchada, cada vez que la memoria de aquellos fuegos regrese para interpelarnos y decirnos que hoy también es hora de rebelarse y de cambiar el mundo.

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Imagen: Alapalabra



 

 

 

 

 
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