Por Jorge Cadús / 19 de Abril de 2013
SILVIA SUPPO, PRESENTE
LA DEMOCRACIA LASTIMADA
La causa que investiga la muerte de la ex
detenida política Silvia Suppo sigue abierta.
Así lo determinó la Cámara Federal de Rosario
que revocó el fallo del juez Reinaldo Rodríguez
-que disponía a cerrar el expediente y archivar
la hipótesis del crimen político- y ordenó
revisar una batería de pruebas que habían sido
descartadas por el magistrado. "Le asiste razón
a los querellantes en orden a que la
investigación no se encuentra agotada",
sentenció el Tribunal. Y dio así un paso
necesario en el camino de restañar las heridas
de esta democracia lastimada y doliente. Apuntes
de una crónica abierta, en la que el ejemplo de
firmeza y batalla de Silvia se hace cada día más
presente.
Audio: Silvia Suppo – Nota de Guillermo
Tepper, 2006
El lunes 29 de marzo del 2010, a media mañana,
Silvia Suppo atendía su negocio de artesanías,
en la ciudad de Rafaela. Ilusionada porque en
pocos días viajaba a París a visitar a su
hermano. Entre las 9 y las 10, le asestaron 9
puñaladas. La dejaron detrás del mostrador, y
fue encontrada un rato después, por una clienta
ocasional. Murió cerca del mediodía, en el
Hospital Jaime Ferré.
Silvia fue una de las mujeres que testimoniaron
en la causa que derivó en la condena a 21 años
de prisión para el ex Juez Federal Víctor Brusa,
por los delitos de privación ilegítima de la
libertad agravada, vejaciones, apremios
ilegales, coacción y tormentos ocurridos tras su
secuestro y reclusión en el campo clandestino de
concentración conocido como La Casita, cerca de
Santo Tomé.
En marzo de 1977, Silvia (de 17 años) fue
secuestrada junto a su hermano y un amigo, Jorge
Destéfani, que luego sería su esposo. Apenas un
par de meses atrás, en enero de ese año, los
grupos policiales habían secuestrado a su
entonces pareja, Reinaldo Hattemer.
Suppo permaneció en cautiverio en la Comisaría
Cuarta de Santa Fe y en el centro clandestino de
detención La Casita, donde fue violada en
diversas ocasiones y quedó embarazada. Luego se
le practicaría un aborto, a cargo de la entonces
carcelera policial María Eva Aebi.
En el juicio, Silvia identificó a Mario Facino
como jefe de la comisaría donde estuvo
secuestrada, y a Juan Perizotti como cabecilla
de la Guardia de Infantería Reforzada. El
Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó a 23
años de prisión a Héctor Colombini y Eduardo
Ramos, jefe de la Dirección de Drogas Peligrosas
y policía respectivamente; dispuso 22 años para
Perizotti, 21 a Brusa, 20 a Mario Facino, ex
jefe del Comando Radioeléctrico de Santa Fe y de
la comisaría cuarta; y 19 años a la carcelera
María Eva Aebi.
Al mismo tiempo, Silvia Suppo impulsaba -como
querellante y testigo- la causa judicial por la
desaparición de Reinaldo Hattemer, que continúa
desaparecido.
El último 28 de marzo, al cumplirse tres años
del asesinato, un grupo de manifestantes
encabezados por el Espacio Verdad y Justicia por
Silvia Suppo, acompañados de Hijos y Madres de
Plaza de Mayo, marcharon hasta los Tribunales
Federales para entregar más de 400 firmas de
referentes de organizaciones sociales,
políticas, gremiales y feministas que reclamaron
por una activación de otras hipótesis en la
investigación de la causa.
Ese día, los hijos de Silvia Suppo, Marina y
Andrés, en compañía de nuestras Madres, le
entregaron el petitorio en persona al juez
Reynaldo Rodríguez, a cargo del Juzgado Federal
Nº 1 de Santa Fe, donde se tramita la causa. En
el acto, se denunció "la falta de una
investigación profesional y completa del crimen
por parte de la justicia. El Juez Reynaldo
Rodríguez no ha generado ninguna medida a favor
del esclarecimiento sino que, por el contrario,
insistente y repetidamente ha obturado y
obstaculizado la investigación".
"Cuando exigimos Verdad y Justicia exigimos
investigación completa y profesional y no
acumulación de fojas y pérdida de tiempo de
valor decisivo. Cuando exigimos Verdad y
Justicia exigimos investigación completa y
profesional que nos diga qué le pasó a Silvia
Suppo, quiénes y por qué la mataron. Cuando
exigimos Verdad y Justicia para Silvia Suppo,
exigimos Verdad y Justicia para Todos. Cuando
exigimos Verdad y Justicia exigimos no sólo
condena judicial sino también condena social.
Por todo lo expuesto los abajo firmantes
exigimos una investigación completa y
profesional del asesinato de Silvia Suppo",
sostenía aquel petitorio.
Ahora, el fallo de la Cámara Federal revocó -por
segunda vez en menos de un año- un fallo del
juez Rodríguez, que cerraba la investigación del
asesinato de Silvia Suppo, sin agotar la
hipótesis del móvil político.
El periodista Juan Carlos Tizziani consignó que
la Cámara Federal “ordenó al magistrado una
batería de pruebas que éste desestimó, entre
ellas la búsqueda de dos testigos claves: un
remisero de Rafaela que trasladó a los autores
confesos del homicidio, Rodrigo Sosa y su primo
Rodolfo Cóceres, cuando escapaban de la escena
del crimen; y una mujer que vio a un tercer
hombre cerca del lugar, pero nunca fue llamada
declarar ante el juez. Más, una pericia de un
video que la empresa que gestiona la Terminal de
Ómnibus de Rafaela entregó dos veces a los
investigadores del caso: La primera copia
desapareció y la segunda, ahora tampoco
aparece”.
“Las contradicciones entre el juez y la Cámara
se plantearon, entre otras cosas, por la
situación procesal de otros dos imputados en la
causa: Emiliano Rodríguez y Miguel Angel
Mendoza. El juez les dictó el sobreseimiento dos
veces, lo que significaba desvincularlos de la
investigación. Cosa juzgada y cierre de la
causa. ‘Tengo la certeza de la inexistencia de
un plan para eliminar físicamente a Silvia Suppo
y de la no participación de Mendoza y Rodríguez
en el hecho’, resolvió el juez. Pero la Cámara
revocó ese fallo, también dos veces -en junio de
2012 y ahora- y le ordenó reabrir la pesquisa
del móvil político que cerró a fines del año
pasado”, detalla Tizziani.
Profundizar la investigación es una deuda
pendiente con esta democracia lastimada por
desapariciones y crímenes. Como escribió a pocos
días de cometido el asesinato de Silvia Suppo la
periodista y compañera Sonia Tessa: “su voz, su
memoria, su coraje fueron fundamentales en el
largo camino que todavía recorre la Justicia
para alcanzar a los responsables del genocidio
perpetrado durante la última dictadura militar
en Argentina. En su cuerpo llevaba las marcas de
la tortura, la violación y un aborto producto de
esa otra forma de tortura sistemática. Nueve
puñaladas terminaron con su vida, en un hecho
que mientras no esté esclarecido completamente
guarda la sospecha de estar destinado no sólo a
callarla, sino también a amedrentar al resto de
los hombres y las mujeres que siguen dando
testimonio en cientos de causas todavía
abiertas. Como si quisiera ponerse a girar otra
vez la correa de transmisión del terror con que
los genocidas quisieron asegurar su propia
impunidad. Pero el miedo, dicen quienes
sobrevivieron y lo prueban sus testimonios, no
alcanza a paralizar la búsqueda de justicia, la
necesidad de seguir haciendo hablar a la
memoria. Aunque duela, aunque arda”.
**//**
Imagen: Carina Barbuscia sobre fotos de
argentina.indymedia.org y
elmensajerodiario.com.ar
*El testimonio de Silvia Suppo formó parte del
programa “Ciudad Oculta” (Santa Fe, 2006).