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Por Grupo Editor / 30 de Noviembre de 2012
JULIO CORTAZAR Y LAS MADRES
UNA INMENSA BANDADA DE PALOMAS

En 1982, el escritor Julio Cortázar publicó en La República, de París -ciudad en la que residía- uno de sus tantos escritos compañeros: "Nuevo elogio de la locura". Un abrazo solidario y lúcido, que atravesó océanos para sumarse a la marcha de los pañuelos; para poner palabras nuevas en luchas históricas; para resguardarse también, a la vera de las Madres de Plaza de Mayo, de la soledad y los abismos. Treinta años después, reproducimos parte de aquel texto, tan vigente como certero.



El primero fue escrito hace siglos por Erasmo de Rotterdam. No recuerdo bien de qué trataba, pero su título me conmovió siempre, y hoy sé por qué: la locura merece ser elogiada cuando la razón, esa razón que tanto enorgullece al Occidente, se rompe los dientes contra una realidad que no se deja ni se dejará atrapar jamás por las frías armas de la lógica, la ciencia pura y la tecnología.

Y el día en que los plumíferos y los sicarios de la junta militar argentina echaron a rodar la calificación de "locas" a las Madres de Plaza de Mayo, más les hubiera valido pensar en lo que precede, suponiendo que hubieran sido capaces, cosa harto improbable.
Estúpidos como corresponde a su fauna y a sus tendencias, no se dieron cuenta de que echaban a volar una inmensa bandada de palomas que habría de cubrir los cielos del mundo con su mensaje de angustiada verdad, con su mensaje que cada día es más escuchado y más comprendido por las mujeres y los hombres libres de todos los pueblos...

Como no tengo nada de politólogo y mucho de poeta, veo el decurso de la historia como los calígrafos japoneses sus dibujos: hay una hoja de papel, que es el espacio y también el tiempo, hay un pincel que una mano deja correr brevemente para trazar signos que se enlazan, juegan consigo mismo, buscan su propia armonía y se interrumpen en el punto exacto que ellos mismos determinan.
Sé muy bien que hay una dialéctica de la historia (no sería socialista si no lo creyera), pero también sé que esa dialéctica de las sociedades humanas no es un frío producto lógico como lo quisieran tantos teóricos de la historia y la política.
Lo irracional, lo inesperado, la bandada de palomas, las Madres de Plaza de Mayo irrumpen en cualquier momento para desbaratar y trastocar los cálculos más científicos de nuestras escuelas de guerra y de seguridad nacional...

En los últimos meses, la actitud cada vez más definida de una parte del pueblo argentino se ha apoyado consciente o inconscientemente en la demencial obstinación de un puñado de mujeres que reclaman explicación por la desaparición de sus seres queridos.
La vergüenza es una fuerza que puede disimularse mucho tiempo, pero que al final estalla de las maneras más inesperadas, y ese factor no ha sido tenido jamás en cuenta por la soberbia de los militares en el poder...

Sigamos siendo locos, Madres y abuelitas de la Plaza de Mayo, gentes de pluma y de palabra, exiliados de dentro y de fuera.
Sigamos siendo locos, argentinos: no hay otra manera de acabar con esa razón que vocifera sus slogans de orden, disciplina y patriotismo.
Sigamos lanzando las palomas de la verdadera patria a los cielos de nuestra tierra y de todo el mundo.

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Imagen: Carina Barbuscia sobre fotos de Alapalabra

Publicado en La República, París, el 19 de febrero de 1982.
Recopilado en "Argentina: Años de alambradas culturales". Crisálida Crasis Ediciones. (2008)




 

 

 

 

 
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