Por Jorge Cadús / 9 de Noviembre de 2012
LA HISTORIA DE ISABEL CARLUCCI Y VICTOR FINA
AMOR EN OTRAS PALABRAS. Segunda Parte
En el pasado mes de agosto, el Equipo
Argentino de Antropología Forense logró
identificar, después de dos años de trabajo, los
restos de Isabel Ángela Carlucci, militante
secuestrada el 10 de agosto de 1976, y
desaparecida desde entonces. La historia de
Isabel y su compañero, Víctor Hugo Fina, cruza
la región sur de la provincia, y marca los
silencios que persisten, las heridas abiertas, y
las impunidades todavía sin resolver. Y es, al
mismo tiempo, una crónica de amor en otras
palabras.
Audio: Juan Carlos Baglietto - Amor en otras
palabras
ISABEL Y VÍCTOR Isabel Ángela Carlucci nació el 26 de julio
de 1952, en Rosario. Su familia la llamaba "Isa"
o "Teli". Por su piel blanca y su pelo rubio,
sus amigos la apodarían "La Gringa". Cuando la
década del 70 recién asomaba en estos arrabales,
"la Gringa" comenzó a estudiar Ciencias
Políticas, al tiempo que la militancia la sumó a
las filas de la Unión de Estudiantes del Litoral
(UEL), una agrupación universitaria con
orientación peronista en la que convivían
nacionalistas y socialcristianos, y que
integraba la Unión Nacional de Estudiantes.
En esos primeros años de la década, la
militancia consistía en desarrollar trabajos
sociales en los barrios marginados de la ciudad;
pintar consignas en las paredes o agitar las
noches con las pegatinas. Romper los muros de la
facultad y actuar sobre la realidad era una
consigna que marcaba el pulso de los tiempos.
En esa militancia, Isabel conoció a un flaco de
lentes y sonrisa generosa, al que distintos
amigos apodaban "Calculín" y "Anteojito".
Se llamaba Víctor Hugo Fina, y había nacido en
Colón el 14 de julio de 1953. Las sucesivas
mudanzas lo llevaron a patear calles de varios
pueblos de la región: pasó por Juncal, donde
cursó el Ciclo Básico Comercial en la Escuela N°
47 Mariano Moreno; después llegó a Whellwright,
donde cursó el 4° Año en la Escuela de Comercio
N°22; para terminar sus estudios secundarios en
la Escuela Normal N°37, de Alcorta, en el año
1970.
Después, marchó a Rosario. Lo esperaban los
estudios universitarios; pero mucho más el deseo
y la voluntad de cambiar el mundo que lo sumaron
al Partido Comunista primero, al Frente
Estudiantil de Rosario y al Frente Ferroviario
después.
Lo esperaba también el amor de Isabel Ángela
Carlucci; el primer hijo que ambos tuvieron en
1975, al que llamaron Iván; y una intensa
militancia compartida que los sumó
definitivamente a las filas del PRT-ERP (Partido
Revolucionario de los Trabajadores - Ejército
Revolucionario del Pueblo).
Allí, un nuevo bautismo les daría identidades
políticas: Isabel será "Sonia" o "la Rubia";
Víctor será "Marcelo" o "Silvio".
Aquella canción tejida en 1973 por la poesía de
Rafael Bielsa y la música de Alberto Callaci,
"Amor en otras palabras", se hacía postal de
época, himno de futuros posibles: "Con estas
manos de acariciarte la espalda / llevaré un
fusil tal vez mañana, / con esta boca que no
encuentra palabras/ que te besa / llamo a gritos
a mi gente / vivo a mi patria..."
EL TERROR Para agosto de 1976, Víctor es responsable
del área Logística de su organización, el PRT/ERP.
Isabel trabaja como empleada administrativa en
la firma Mondoni SRL, propiedad de su cuñado
Roberto Mondoni. La firma, un taller mecánico
que hacía de service de autos de una
concesionaria, estaba ubicada en la intersección
de las calles San Lorenzo y Paraná, en la
localidad de Capitán Bermúdez.
La pareja vivía junto al pequeño Iván en una
casa en Valparaiso 2017, de Rosario. Isabel
estaba embarazada de seis meses, y tenía fecha
médica de parto para el 22 de noviembre. Si era
varón, pensaban llamar Silvio al bebé.
Pero aquella profecía cantada cumplía sus ritos,
y el terrorismo de Estado no sabe de poesías. "Así es cada hombre, así lo hicieron / la
alegría y el dolor sobre la espalda. / Un grito
y un silencio, un momento / para jugar en la
vida a todo o nada..."
El 10 de agosto de 1976, fuerzas de seguridad
pertenecientes al Ejército y la Policía
provincial, rodearon la planta de la firma
Mondoni, y se llevaron detenida a Isabel. El
mismo día, en otro operativo de "fuerzas
conjuntas", irrumpieron en el domicilio familiar
de calle Valparaiso, y asesinaron a Víctor.
Iván, que sobrevivió al procedimiento, tenía
entonces 11 meses.
El hecho fue dado a publicidad en un escueto
comunicado del II° Cuerpo de Ejército,
reproducido por el diario rosarino La Capital en
su edición del día miércoles 11 de agosto de
1976: "se realizó por parte de efectivos
militares y Policía Federal Argentina un
reconocimiento operacional en la vivienda
ubicada en la calle Valparaíso 2017 de la ciudad
de Rosario, siendo abatido un delincuente
subversivo que pertenecía a la organización
declarada ilegal en primer término. Se trataría
de Víctor Hugo Fina, alias Marcelo. Se secuestró
importante documentación subversiva".
El relato de la madre de Víctor Fina, Rosalía
Muñoz, es revelador.
Rosalía se encontraba en su casa junto a sus
otros dos hijos, Adriana y Edgardo. Cuenta que
"llegaron varias personas que irrumpieron en mi
domicilio y también llegaron de los techos de la
vivienda. En ningún momento se identificaron, y
estaban vestidos de manera de ocultar sus
verdaderas identidades. Lo que querían saber era
el domicilio de mi hijo mayor y su mujer".
"Todas las personas que participaron del
procedimiento tenían puestos borceguíes oscuros
y usaban pantalones dentro de los borceguíes y
los pantalones eran de color oscuro. Después que
sucedió eso en mi domicilio me trasladé
inmediatamente al lugar donde vivía mi hijo,
pero no me dejaron pasar", cuenta la mujer, que
brindó su testimonio en la causa judicial que
investiga la muerte del joven y la desaparición
de su esposa.
Allí describió su derrotero: "Me dirigí a la
comisaría 13° de Policía a hacer la denuncia. Y
estando en ese lugar advertí que tenían todas
las cosas que habían sacado de la casa de mi
hijo. Es decir, heladera, unas sillas, la ropa,
etcétera. La noche de ese día 10 de agosto de
1976 recuerdo que escuché por la radio que mi
hijo había muerto como resultado del
procedimiento realizado en su domicilio", señala
Rosalía.
"Cuando me entregaron su cuerpo lo desvestí por
completo, porque lo que a mi más me preocupaba
era saber si lo habían torturado o no. Pude
comprobar que tenía cinco disparos, pero no
advertí signos de que hubiera sido torturado",
describe la madre del joven.
Los restos de Víctor Fina fueron sepultados en
el cementerio de Alcorta, y parte de su familia
tuvo que emigrar de la localidad.
EL SECUESTRO DE ISABEL Rosalía intentó saber también qué había
sucedido con Isabel, preocupada por el grado
avanzado de embarazo. Nunca supo qué pasó con
ella.
La causa judicial motorizada más de 30 años
después por el hijo del matrimonio, Iván Fina,
pudo reconstruir, sin embargo, parte de esa
historia, a partir de los documentos oficiales y
el relato de sobrevivientes y testigos.
Esa causa reúne sobradas pruebas en relación a
la desaparición de Carlucci: un informe de la
División Criminalística de la Unidad Regional II
de Policía, del que surge que la joven estaba
identificada bajo prontuario N° 1010892,
"registrando pedido de paradero Ros F 186 Pol.
San Lorenzo"; las copias certificadas del legajo
de Conadep N° 7368; y un informe del Jefe de
Agrupación Unidades Especiales de la U.R. II del
que surge que "en un libro de la Policía de
Rosario –Trámites Internos– División
Investigaciones, en la letra C, folio 59, en el
número 14.394, apellido y nombre “Carlucci de
Fina Isabel Angela", en procedencia Ejército
Argentino, en asunto solicitar antecedentes, en
sección I.G. (índice general) I.D.
(identificación de detenidos) en fecha, días mes
y año, 24 de setiembre de 1976", entre otra
documentación.
Al mismo tiempo, Elisa Magdalena Carpene
recuerda en su testimonio que en la mañana del
10 de agosto, "serían las 10 ó 10.30 hs; yo
estaba en mi casa y escuche voces que venían de
la calle. Salí de mi casa y pude ver que había
uno de esos transportes que usaba el ejército,
en los que viajaban varios soldados. Los
soldados estaban con su uniforme de color verde,
serían alrededor de cuatro personas y había un
solo vehículo. A Isabel Ángela Carlucci la vi
apenas salí a la calle, y vi que en ese momento
pasaba frente a mi casa el camión que acabo de
mencionar, y Carlucci estaba sentada en la parte
de atrás del camión…".
Por su parte, Pedro Angel Mondoni, que a la
fecha de los hechos investigados trabajaba como
mecánico en la empresa Mondoni SA, hace mención
a que "llegaron a la empresa dos vehículos de
tipo particular con patente y del mismo bajaron
personas vestidas de civil que no se
identificaron; y que no puede afirmar que ese
día vio a Isabel Ángela Carlucci en la empresa,
pero que ella ese día estaba en la empresa por
referencia de otros empleados del lugar que sí
la vieron ese día..."
"Isabel Ángela Carlucci fue privada de su
libertad durante un procedimiento realizado en
su lugar de trabajo (Mondoni S.A. de Capitán
Bermúdez) durante la mañana del día 10 de agosto
de 1976 por un grupo de personas que no se
identificaron, como consta en las declaraciones
concordantes de los hermanos Mondoni (...) con
las que en lo sustancial coincide la de Elisa
Carpene, vecina de la empresa citada y también
de la familia Carlucci, que afirma haber visto a
Isabel cuando se la llevaban del lugar en un
transporte militar (...) Desde esa fecha Isabel
Ángela Carlucci de Fina no ha vuelto a ser vista
con vida..." puede leerse en parte de esa causa.
LA CALAMITA De acuerdo al relato de un sobreviviente
recogido por la familia, es probable que Isabel
haya permanecido secuestrada en el Centro
Clandestino de Detención La Calamita, en
Granadero Baigorria.
La Calamita fue uno de los centros de detención
que funcionaron en la provincia de Santa Fe, por
donde pasaron un centenar de personas, que
fueron torturadas y luego asesinadas.
La construcción tomó su nombre de lo que fuera
la bodega de La Calamita, comprado por la
familia de Raúl Benzadón, ex-dueño de la tienda
La Buena Vista de Rosario, en una subasta
judicial. Hacia abril de 2001 la propiedad
perteneciente a la familia Benzadón fue puesta
en venta, por intermedio de la inmobiliaria
Godoy, también de esa ciudad. El inmueble se
ofrecía como un campo de 24 hectáreas, porque la
casa está en mal estado y era intención
demolerla. En ese momento estaba ocupada por una
pareja joven de caseros, con tres chicos.
Sobre el funcionamiento allí en los primeros
años de la dictadura de un Centro Clandestino de
Detención, desde el departamento que se ocupaba
de la administración inmobiliaria de La Buena
Vista se informó que "por entonces se formalizó
el contrato de alquiler de La Calamita con el
directivo del Club Rosario Central, Antonio
Rodenas, que la utilizaba como casa de fin de
semana".
De acuerdo a esa fuente, "Rodenas lo prestó a un
amigo militar. Nosotros no sabíamos nada de lo
que pasaba allí".
Ema Lucero, militante por los Derechos Humanos y
miembro del Museo de la Memoria de Rosario,
relata que "en La Calamita hay registros de por
lo menos dos embarazadas. Y todavía no se ha
dado con esas criaturas, que hoy ya son hombres.
Una de ellas es Isabel Carlucci, que estaba
embarazada, en el momento de su secuestro, de 6
meses y medio para 7 meses. No se sabe si fue
nena o varón".
El 8 de octubre de 1984, en el robo a los
Tribunales Federales de Rosario, desaparecieron
los antecedentes y la investigación referidos a
La Calamita.
MEMORIAS DEL RÍO A mediados del 2012, el trabajo del Equipo
Argentino de Antropología Forense completó
algunos de los tiempos vacíos de esta historia.
Pudo saberse, entonces, que el cuerpo de Isabel
Carlucci apareció flotando en el río Paraná, a
la altura de calle Gutiérrez, en setiembre del
76; que tenía signos evidentes de tortura; que
fue sepultado como NN en el cementerio La Piedad
de Rosario.
Después de dos años y medio de trabajo, la
fiscal federal Mabel Colalongo y Miguel Nieva
del Equipo Argentino de Antropología Forense,
identificaron y entregaron sus restos a su hijo
Iván Fina, abogado y responsable local de la
oficina de Abuelas.
La causa se inició a partir de un relevamiento
realizado por la Unidad de Derechos Humanos en
los libros de registro del Juzgado Federal Nº 1
de Rosario, que incluían el período 1975-1983.
De ese relevamiento surgió la existencia de dos
causas, fechadas el 10 y el 12 de septiembre de
1976, que registraban la aparición de dos
cadáveres en el Río Paraná.
"En este caso puntual no se tomaron huellas
dactilares ya que los cuerpos estaban en
avanzado estado de descomposición y no era
posible hacerlo. Por lo tanto se realizó solo
una autopsia, y se enterraron como NN en el
cementerio La Piedad", explicó el antropólogo
Miguel Nieva, miembro del EAAF.
"Si bien las autoridades del cementerio decían
que los restos ya habían pasado al osario,
teníamos indicios de que no hubiese concretado,
por lo cual excavamos estas dos sepulturas.
Había restos diversos, y se separaron a aquellos
pertenecientes a una mujer de poco más de 20
años", agregó Nieva; que intuye que se optó por
esta forma de "disposición final tal vez porque
los cuerpos tenían signos de violencia muy
fuerte y no podían aparecer en un enfrentamiento
fraguado, por lo cual se decidió arrojarlos al
río, envueltos en lona, fondeados con pesos
atados. Y por alguna razón, el mismo río los
devolvió y los sacó a flote. Es cuando la
Prefectura los rescata del agua, y deja
constancia en la comisaría del hecho".
En mayo del 2010 se exhumaron las sepulturas Nº
131 y 135 del Solar 75 del cementerio.
Los restos fueron identificados como
pertenecientes a Isabel Carlucci y Marité Vidal.
El 22 de setiembre se agregaron a la causa los
partes de inteligencia del Archivo Intermedio
del Archivo General de la Provincia de Santa Fe,
cuyas copias fueron obtenidas por la fiscal
Mabel Colalongo. A partir de allí, se pudo
acceder a documentación confeccionada por la
llamada "comunidad de inteligencia", analizada
por el secretario de la fiscalía, Andrés
Montefeltro.
El parte puntual del caso Carlucci indica:
"Informe de Inteligencia Diario Nº 3128/1976,
fecha el 10.09.1976 al 13.09.1976. 3. Factor
subversivo: a. Unidad Regional II (Rosario).
(...) 4. Cadáver: a) El 11set76 personal de la
Seccional 11º con colaboración de la Prefectura
Naval Marítima de la ciudad de Rosario,
procedieron a sacar de las aguas del río Paraná
a la altura de la calle Gutiérrez, un cadáver
del sexo femenino...".
Dentro de las medidas tomadas en el expediente,
se requirieron informes sobre el personal de la
Comisaría 11 en ese momento; informes de los
empleados y jefes del Registro Civil que
intervino en la partida de defunción NN; y se
tomaron testimoniales a los peritos odontólogos
que oportunamente ejecutaron la pericia: Pedro
José Bollini y Donaldo Juan Feser; y también al
entonces director de la morgue Oscar Gervasio
Sánchez.
En junio de 2011, Nieva presentó el informe de
identificación correspondiente y se le notificó
al hijo de Isabel Carlucci.
El 30 de mayo último se concluyó con las medidas
y se notificó a los familiares para entregar los
restos; que fueron sepultados en agosto del
2012.
En forma paralela, se remitieron los
antecedentes a la causa "Klotzman / y
acumulados", a la que oportunamente se había
sumado la causa "Diaz Bessone, Ramón Genaro
sobre privación ilegal de la libertad y
homicidio", a partir del pedido de la fiscal
Colalongo, en febrero de 2011.
LA HISTORIA ABIERTA "Isabel era mi mamá con todo lo que eso
implica: la persona que me deseó, que junto con
mi papá, hacían lo que pensaban para darme un
futuro mejor. Uno sabe que estas cosas duran
para siempre, más allá de lo que suceda. Isabel
tenía 23 años, era militante del PRT/ERP, al
igual que mi padre Víctor Hugo Fina. Mi madre
era estudiante de Ciencia Política, y una mujer
muy linda y muy querida", describe Iván Fina en
la edición del diario Rosario 12 del domingo 15
de julio pasado.
Y dice que la historia de su mamá sigue
arrojando una duda: el embarazo de seis meses
que cursaba.
"Era un embarazo avanzado pero tal vez no lo
suficiente para dar a luz, más aún en las
condiciones en las que debe haber estado. Por
otro lado tampoco hay manera de afirmar
científicamente, que este embarazo no se
concretó, así que la posibilidad sigue abierta y
mi sangre así como la de toda mi familia seguirá
en al Banco de Datos Genéticos", reconoce Iván.
Iván, todavía hoy, busca.
Forma parte de ese laberinto en donde memoria,
justicia y verdad vagan, perdidas, buscando
encontrarse.
Y en esa búsqueda de memoria, justicia y verdad,
el hallazgo e identificación de los restos de su
mamá, Isabel Ángela Carlucci, traza un eslabón
único e imprescindible.
Casi como decir amor.
Amor en otras palabras