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Por Grupo Editor - 2 de Noviembre de 2012
DANIEL GOROSITO, 36 AÑOS DESPUÉS
SIEMPRE ADELANTE

El 18 de enero de 1976 Daniel Gorosito fue secuestrado en la ciudad de Rosario. Desaparecido, legalizado y vuelto a desaparecer, nueve meses después. La historia del militante del PRT-ERP se inscribe en la tragedia de un país que durante muchos años cerró los ojos, y construyó silencios. Sin embargo, familiares y compañeros dieron -dan todavía- batalla en la intemperie. Sostienen su memoria. Y reivindican su coraje. 36 años después, lo recuerdan Héctor Medina y su hija, Paula Luna.

Audio: Héctor Medina - Paula Luna



Junto a su hija de dos años, Paula, Daniel Gorosito -militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y teniente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)- esperaba que Élida Pety Luna fuera atendida en el Hospital Provincial de Rosario.
Era el 18 de enero de 1976, la Pety, su compañera, estaba embarazada de cuatro meses de su segundo hijo, José. Y la ciudad ya olía a cacería, pólvora y represión.
El grupo de tareas que lo secuestró se identificó como personal de la Policía Federal.
El relato de Élida reconstruye aquella última tarde: "Esa fue la ultima vez que lo vi. El la abrazó a Paulita, que no lo quería soltar. Pero él le dijo: 'Quedate con mamá'. Me puso la mano en la panza, me dijo, habláles de mí, contáles que los quise cuidar, y adelante, siempre adelante".

El joven militante, a quienes sus compañeros apodaban "Palito", fue trasladado a la sede de la Policía Federal (Catamarca al 1300), donde permaneció varios días desaparecido. Luego fue trasladado a la Unidad Nº 3, de Ricchieri y Zeballos. Entre esos muros, el interventor de la policía provincial, Agustín Feced, se encargó de decirle a Gorosito que lo mataría.
Finalmente puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y derivado al penal de Coronda.
Sin embrago, de ese penal, en octubre de 1976 y por orden del Comando de Operaciones 121, Daniel fue trasladado, durante una fuerte tormenta y a pesar del amotinamiento de sus compañeros de pabellón, que intentaron defenderlo.
Su compañero de militancia y amigo, Héctor Medina, relata que Daniel "fue sacado de Coronda al amparo de la noche. Su carácter de preso legal no fue óbice para que se lo asesinara y permanezca aún hoy desaparecido”.
Desde Coronda a los sótanos de Jefatura.
Allí fue visto con vida, por última vez, el 28 de octubre de ese año.

Su hija Paula Luna -militante solidaria y tozuda- escribe: “Hoy se cumplen 36 años de tu ausencia, viejo. Hoy hace 36 años que no sabemos nada de vos. 36 años de no tener tus abrazos, de no tener tus besos. 36 años de no verte dibujar. 36 años de no tener a un hombre con todas las letras, un hombre de tan solo 22 años pero con una garra... una fuerza... una entereza... 36 años de tenerte como ejemplo. Muchos deberían aprender a ser hombre como vos, que te hiciste cargo de una familia, que no claudicaste, que el miedo no lo venció. Que mantuviste silencio. Y cuando tus compañeros, los que estuvieron con vos, me lo dicen me llena de orgullo. Saber que por lealtad callaste, te aguantaste las peores torturas pero jamás hablaste.
¡Qué orgullo ser tu hija! Viejo: 36 años de extrañarte, de pensarte, de esperarte.
Vos me elegiste como hija. Y yo te elijo como papa.
Viejo: ¡te amo!”

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Imagen: Carina Barbuscia


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
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