Por Pablo Álvarez / 2 de Noviembre de 2012
ERIK ARELLANA BAUTISTA, DE HIJOS COLOMBIA
LAS VENAS ABIERTAS
Tránsitos de un hijo al Alba, es algo más que
el título de un libro de poesía. Recorrer sus
páginas es un modo de asomarnos al sur de un
continente que renace de la muerte, una, muchas
veces, empuñando la voz, la memoria y la
resistencia, frente a la tristeza que muchas
veces sube al escenario como un mandato. Chico
Bauti (Erik Arellana Bautista), su autor,
integra la organización HIJOS de Colombia. Tras
la desaparición y asesinato de su madre, Nydia
Erika Bautista de Arellana, el 30 de agosto de
1987, empezó a recorrer los caminos de una
resistencia colectiva, con la consigna de no
olvidar y de construir de un futuro mejor para
su pueblo.
Audio: Erik Arellana Bautista – HIJOS
Colombia
Llegó a la Plaza 25 de Mayo acompañado del
artista plástico y militante rosarino Fernando
Traverso y de sus compañeros de la organización
HIJOS de Colombia, para transitar junto a las
Madres por la ronda contra reloj, que cada
jueves da cuerda al universo.
Compartió las voces y relatos de una guerra que
ya lleva más de sesenta años, y dejó su libro de
poemas, Tránsitos de un hijo al Alba, la segunda
recopilación poética de Chico Bauti, muchos años
después de que las publicara Ediciones Tren Azul
el 24 de abril de 1996.
Cuenta el autor que este manojo de "versos
recogidos de tímidas primaveras" es también un
intento por salvar al ser humano que alberga el
poeta. Compartimos aquí uno de los versos que
integra el libro de bolsillo, hecho a mano por
Mariela Agudelo Piedrahita, y reproducimos la
entrevista realizada en la tarde de un jueves de
octubre, en la Plaza 25 de Mayo.
MUCHAS VECES
En esta mañana soleada y gris,
en el día de hoy,
quiso la vida volver a reunirnos,
quiere la vida que nos reencontremos
y celebremos nuevamente el rito
de despedir a nuestros muertos.
Después de querer hacernos creer que hemos
perdido,
o provocar en nosotros dudas y temores,
aquí estamos de nuevo,
recordando abrazos amarrados a nuestro ser.
Varias veces me preguntaron,
¿qué sucedió con ella?
con mi madre,
con Nydia Erika Bautista,
con La Negra,
con mi Yiya,
y tantas otras imaginé lo que pudo ser el final
de una mujer
que quedó extendida en el borde de un camino
con la mirada apagada por un cañonazo.
En el borde de un precipicio
que pudo borrar toda su vida y parte de las
nuestras,
fueron halladas las prendas
y un cuerpo que no respiraba más.
Así pudo concluir su cuento
o así empezaba uno no menos triste;
ya saben,
el cuento de los dinosaurios que desaparecen,
de hombres y mujeres que no regresan,
de niños que preguntan por el paradero de sus
madres...
de hermanas que no concilian más el sueño,
o de abuelas y de abuelos
que guarecidos de otras miradas
se reprochan el dolor sentido
Solo que en esos cuentos olvidaron mencionar
que aconteció primero que el dolor y la muerte,
la angustia y tanta, tanta desesperación.
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
El mismo que se desgarró
al sentir que la había perdido para siempre,
un corazón de elefante,
que no asistió a la reunión impuesta por el
olvido
y prefirió marcharse al exilio.
El mismo corazón que desde el desierto les
extrañó,
porque qué hubiera sido de él sin sus recuerdos
y sus vivencias,
sin las herencias perecederas y mortales
de nuestra existencia,
sin la herencia de mi madre
que me enseñó a amar esta tierra y a su gente,
a mirarles a los ojos para decirles que ella
desde el lugar donde se encuentra
tambien les recuerda.
Y aquí estamos, no desesperados, ni tristes,
porque como dijo un hombre con la voz de quienes
creen:
"en la muerte de otro que nos enseñó
a labrar el camino que hoy podemos ver ... "
se equivocaron carajo, se equivocaron,
la vida también nace de la muerte".
Como nacimos nosotros,
como vivimos,
los hijos de esta tierra,
los eternos amantes de la vida.
Mucho hemos aprendido,
y también desaprendido,
quizás y también,
me gustaría decir que esta
es otra lección de AMOR,
que antecede y precede cualquier dolor.
Este es pues mi acto de comunión,
donde quise que ella estuviera presente,
y esta confesión
donde la verdad se hace luz en medio de grises
nubes
tiene la intención de recordarles
que ustedes son una parte
muy importante en nuestras vidas,
y que no hubiésemos llegado a ningún encuentro
o reencuentro en sus brazos solidarios,
sin sus ideas y preocupaciones.
Es una forma de darle las gracias
como replicó Mercedes,
darle gracias a la vida
por permitirnos hacer parte de la suya
como le hubiese gustado a ella,
una vida nuestra.
Bajo tormentos que no parecen acabar,
la vida también refuerza su belleza.
Un beso de parte de mis padres
que Dios quiera sean parte del aire.
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Imagen: Carina Barbuscia sobre foto de Graciela
Borda Osella